UE Sants 0-2 UE Castelldefels (J.28)

Data: 18/02/2019

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UE Sants 0-2 UE Castelldefels (J.28)

febrero 18, 2019

Los jugadores del Sants y del Castelldefels llegaron a l'Energia a eso de las once, despiertos y desayunados, para batirse sobre el verde en lo que parecía una batalla premonitoria (el adjetivo "definitiva" excedía en significado y consecuencias al partido) para el futuro de ambos conjuntos.

La versión contemporánea de la batalla de Rómulo y Remo. Vencer o ser vencido. La primera página del desenlace de la temporada iba a ser escrita con sangre.

Por mucha épica que ?desde el sofá? pretenda inyectarle a la crónica, elevando la expectativa a niveles exagerados, aquí quien paga las facturas es la verdad, que trabaja de sol a sol para llegar abarrotada a casa, comer lentejas recalentadas, y fumarse sola un cigarrillo antes de ir a la cama. Y la verdad, por mucho que nos duela, suele ser insulsa y tacaña. Normal, con la vida que lleva. Los rostros de los jugadores no concordaban con el romanticismo del escenario, sospeché.

Y los jugadores nos volvieron a regalar una primera parte más de bostezos que de entusiasmo. Alguno de los que estuvieron presentes replicaría esta sentencia, apelando a la intensidad del choque, que existió, y yo le respondería que sí, que los bostezos también fueron muy intensos. De mientras, el sol pintaba el paisaje de color amarillo y procreaba sudores en sobacos, calvas, y entrepiernas.

El Sants, que amarró el balón durante los primeros compases, peloteaba de banda a banda con excesiva horizontalidad, y aunque no se traducía en peligro, el juego blanquiverde parecía otorgarle al Sants un mayor crédito para alcanzar el primer tanto, que esperaba paciente. El Castelldefels actuaba cual hermano/a pequeño/a que observa al mayor con recelo y admiración, que absorbe y aprende de él, y que tarde o temprano acaba imitándolo.

A falta de peligro en las áreas, el interés recaía en el centro del campo. Gaudioso y Guille, chefs locales, daban un clínic (anglicismo totalmente innecesario) de como cocinar con el fuego alto. El primero dejó detalles creativos que convertían el riesgo en algo maravilloso. Y Guille, jugador que escapa de cualquier definición, versátil y ?ojo con esto? cómico, daba sentido a la circulación del balón gracias a una excelsa orientación del cuerpo y un dominio del espacio-tiempo muy dañino. A los futbolistas que entienden el fútbol como el ajedrez los quiero yo en mi equipo, aunque Guille quizá se comería al peón de al lado con sus gritos.

Pasada la media hora, el Sants se relajó, dando espacio al Castelldefels para respirar y acercarse a Yamandú. Crivi y Fabre resultaron ganadores en sendas carreras contra Jordi Cano, primero atleta y después futbolista. La contienda se igualaba. Los dos púgiles se abrazaban en medio del ring en un pacto que olvidaba los ataques y cuidaba las defensas.

Yamandú, que le sacó una meritoria mano al '11' visitante, repartía broncas desesperado cuando Mario Cantí, de aspecto rudo, se giró para responderle: "¡Es mejor que animes!". Fue un gesto muy humano respondiendo a otro gesto muy humano. Fue un lado de la vida frente al otro. Cuantas veces hemos sido Yamandú, y cuántas hemos sido Mario. Conmovedor, emocionante, aunque creo que nadie lo escuchó y después Yamandú se volvió a cagar en todos.

El inicio del segundo acto enseñó un Castelldefels ambicioso y mejorado que avisó sin avisar antes. Entró Cura por Picolo, aparentemente lesionado, pues si tuviera después una boda (cosa que se oyó en la grada) no se habría quedado hasta el final del partido. Yamandú salvó una volea venenosa con una parada inverosímil que por mucho que lo intentase no lograría explicar con palabras. Las palabras pueden ser muy bonitas y dotar de poesía a según que historias, gestos, o anécdotas, pero ojo, que también se pueden cargar la poesía de todas ellas al no saber describirlas. Por eso a veces es mejor dejarlo tal y como está. Sencillo. Fue un paradón.

El Sants recuperó después el balón, con todo lo que eso significa. Tener el balón sirve para atacar y para defender, para acelerar y para pausar, para jugar en largo y en corto, para viajar, para desaburrirse, para sentarse encima, para recordar esos recreos... Vuelvo, vuelvo. El conjunto de Tito Lossio comprimía a los visitantes en su área cuando el guión del partido cambió por completo. Fabre, en zona defensiva, se disponía a ceder el balón con la cabeza a Yamandú. El meta charrúa salió a por el balón obviando el cabezazo del lateral, que lo superó para acabar colándose en su portería. La comunicación, en el fútbol como en la vida, siempre primordial. 0-1.

El azote para los locales no acabó aquí, pues Suma era expulsado, no sin polémica, en la acción siguiente para dejar al Sants con diez en una tesitura bastante compleja. Se juntaron las fatalidades y resultó un Sants malherido que parecía preferir la retirada a engrosar la pérdida, aunque es cierto que lo intentaron con timidez los blanquiverdes. Los minutos pasaban tristes al compás de un violín derrotado para los locales, que tuvieron fuerzas para pedir un penalti por agresión a Fran.

Hubo tiempo para que el Castelldefels, que brincaba eufórico por el césped, forzara un penalti. Fran Piera lo transformó para dormir del todo al Sants, que no pudo hacer más en aquel contexto. 0-2. El partido era una oportunidad para ambos, y el que se llevó el gato al agua fue el conjunto visitante, que con esta victoria escapa del descenso. El Sants sigue fuera de la zona roja de la tabla, si bien tendrá que procurar no fallar en ninguno de los duelos directos que le restan.